viernes, 16 de octubre de 2020

Capítulo 12


Natalia cojea un poco. Conrad está cerca de ella.
--¡¡estoy bien¡¡dejame en paz¡¡
--seguro que no quieres que te lleve a algún sitio a que te miren esa rodilla¡¡?
--¡no, ya te dije que no es nada¡
--veo que te has lastimado la rodilla pero no el mal carácter¡¡ --dice él divertido.
--¡¡imbécil¡
él se va triste. Ella lo llama y él se acerca a ella contento.
--mejor sí...
Conrad la ayuda a caminar.
--bueno pero tampoco te aproveches –dice separándolo un poco...
--porque te portas así conmigo? Yo sé que no te caigo tan mal...
--tenés un cigarro...?
--no...
--no me digàs que no fumás...
--solo de ves en cuando...
--¡pues que aburrido¡
él sonríe muy seductor y a ella le gusta.


Ana está al lado de Marc al que mira con deseo. Ella le habla un poco de todo y de nada. Él la escucha y finge una sonrisa pero no puede dejar de pensar en Natalia. Para empezar a trabajar, Marc se quiere quitar la camisa pero se da cuenta que Ana lo devora con los ojos y no lo hace para no provocar nada. Está arrepentido de haberse dejado acompañar por ella. Ahora no sabe cómo sacársela de encima sin ser grosero.
--no se te está haciendo tarde? No deberías ir a tu casa? Debes tener trabajo.
--no, para nada... Tengo todo el tiempo para ti.
Las miradas de la joven incomodan al hombre.
--si pero trabajarás... no? No eres ayudante del alcalde?
Ana se pone nerviosa, no quiere que se sepa que eso es más bien una coartada para ocultar la realidad. Ana se le acerca y lo abraza muy coqueta:
--¿es que te molesta que esté aquí?
Ana se deja llevar por un impulso que no quiere ni puede controlar y se acerca a sus labios para probarlos pero Marc, sorprendido ya que no esperaba que la joven fuera tan rápida, la frena. Pone las brazos estirados delante impidiendo así cualquier acercamiento de Ana.
--¿qué haces? –le reprocha.
Ana lo mira desconcertada.
--Yo.... yo.... –balbucea avergonzada.
--soy un hombre casado –le reprocha él.
--si pero... como me invitaste a venir contigo...
--¡Ana por favor... te invite a venir a campo para charlar... no a un motel¡
A Ana le duele la dureza de él. Se va llorando. Marc, arrepentido por su brusquedad, va detrás de ella.
Llama a la joven pero está no le hace caso. Él la agarra del brazo mientras le dice:
--lo siento...
Ana lo mira llorando:
--la culpa es mía, yo no sé lo que me pasó... yo...
Ana se va corriendo, Marc se lleva a la cabeza angustiado.
--¿y ahora que hago con está mujer?

Conrad y Natalia caminan por las calles del pueblo. Él la mira muy enamorado
--que bueno que no fue nada... veo que no te duele... caminas bien...
Natalia, que había fingido más que otra cosa su cojera, le sonríe.
--sí es que tú me has hecho muy bien...
--pero si no te he hecho nada,...
--Me fue muy bien el masaje que me diste.
--¿quieres que vayamos a algún lugar tranquilo o tienes que volver a cuidar de tu maridito?
--no, no tengo nada que hacer...
Conrad le sonríe muy seductor:
--¿te casaste con tu marido sólo por los papeles verdad?
--que clase de mujer crees que soy,..?
--No tendría nada de malo... muchas inmigrantes lo hacen...
--espero un hijo...
--si, es verdad... lo olvidé... –dice él triste.
Natalia le sonríe. No sabe muy bien lo que le pasa pero se siente muy atraída por Conrad, mucho más de lo que se sintió atraída por Marc.
--pero podemos ser amigos –dice ella.
--si claro –dice él que a pesar de todo está feliz por estar al lado de la mujer que le gusta.
--¿de veras no fumás? 
--sólo de vez en cuando...
--¿y no tendrás un pitillo?
--en tu estado no deberías...
Natalia lo corta en seguida y dice:
--¡no me friegues tú también como mi marido...¡¡me ha echado a perder el último porro que tenía¡¡¡y ahora ni siquiera tengo para tabaco...¡¡
--porros sí que no deberías fumar más... ya sea embarazada o no...
--ni te preocupes, no tengo con que comprar uno.... y tal y como van las cosas pues dudo que Marc me dé dinero... 
--tan mal van las cosas con él? –pregunta él que se alegra de que el matrimonio tenga problemas.
--no quiero hablar de ése...
--¿y que piensas hacer?¿vas a vivir de mantenida siempre?
--no, claro que no... quiero encontrar un empleo,... ¿tu crees que pueda encontrar algo que hacer aquí?
--si... seguro... Yo te podría dar trabajo en mi casa como limpieza aunque no sé si ibas a querer...
--Yo trabajaría de cualquier cosa...
--yo intentaré convencer a mi padre y si no te aseguro que algo te encontraré...
Natalia lo abraza y lo besa, en la mejilla, muy efusivamente. Él la mira emocionado, le ha gustado mucho el beso. Se toca la mejilla feliz.
--si me prometes que no vas a volver a fumar porros te hago un regalo...
--¿cuál?
--tú prométemelo...
--está bien...
Conrad sonríe y ella también y mucho.
--ahora vuelvo...
Natalia lo espera. Este va a un bar y vuelve con un paquete de tabaco. Ella en enseguida se fuma uno y al dar una calada ya se siente más tranquila. Abraza otra vez al hombre. No se da cuenta que Ana los está viendo con cara de rabia. Conrad está muy contento, Natalia saborea mucho el cigarro.
--¿quieres que te guarde yo el paquete? No sea que el bruto de tu marido lo encuentre...
--no tranquilo... ya lo esconderé bien...

Sintiéndose culpable por su pelea con Natalia y por su encuentro con Ana, Marc ha comprado un ramo de flores y llega a su casa. Se sorprende al no encontrar a su esposa. Horas después... Natalia llega y se encuentra a su marido muy molesto.
--¿se puede saber de donde vienes?
--estás celoso? –pregunta con ironía.
--lo que pasa es que tienes obligaciones... no puedes desaparecer así como así...
--ah, el pobrecito no ha podido comer porque no estaba su mujercita... –muy sarcástica.
--No, no es eso ... ya he comido pero ¡¡mira la hora que es¡
Marc se da cuenta que su esposa ha fumado:
--¡¡Apestas a tabaco¡¡ ....¡¡has fumado...¡¡ de donde has sacado el dinero...?
¿qué te pasa? Te crees que no tengo nada de plata...
Marc le el busca el paquete...
--¡ni se te ocurra¡¡¡si lo haces me voy¡¡
Natalia trata de defender sus cigarros pero Marc se los arranca de la mano.
--¡me voy de este pueblo y no me vuelves a ver¡ --le amenaza.
Marc no le hace caso y tira los cigarros al wáter a pesar que ella trata de impedirlo.
--¡te odio¡¡¡te odio¡ --dice ella golpeándolo.
Él siente una gran necesidad de besarla y lo hace pero ella le muerde el labio. Le hace sangre.
--¡eres una salvaje, mira lo que me hiciste¡¡
--¡te lo mereces¡¡¡y ya te puedes olvidar de tus tierras. Ya que me voy a ir¡
--si te divorcias de mi vas a perder los papeles... te tendrás que ir...
Natalia lo mira con mucha rabia y dice:
--¿¡y quien te ha dicho que me voy a divorciar de ti?¡¡¡yo sólo me voy a ir de este maldito pueblo¡
Natalia se va corriendo a su habitación y él la sigue, trata de que no cierre la puerta pero está la cierra y le pilla los dedos. Marc aparta la mano adolorido. Natalia cierra la puerta. Muy furioso, Marc le grita:
--¡pues vete, será mejor renunciar a mi sueño que tener que tratar a una loca como tú¡
Marc se encierra furioso en su habitación. Siente un dolor en el alma.
--¿por qué me duele tanto que se vaya? –se pregunta.


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