viernes, 16 de octubre de 2020

Capítulo 4



 Marc y Natalia llegan al apartamento de él. El guapo hombre lleva la maleta de ella.
--no es muy grande tu casa –dice ella mirando que solo hay una cama.
--si bueno, pero aquí sólo estaremos esta noche. Ya mañana salimos para el pueblo... Mañana ya dormiremos en nuestra casa...
Natalia no se muestra muy feliz. Aunque él está muy triste y decepcionado, no puede evitar sentirse atraído por la argentina. A ella le pasa más o menos lo menos. De reojo le mira su lindo trasero y le entra calentura.
--no te preocupes, yo dormiré en el sofá –dice él.
--Para que vas a hacer eso... estamos casados ¿no? Podemos compartir la cama o vamos a dormir siempre separados?
Marc la mira con deseo:
--cómo tú quieras
él se acerca a ella coqueto pero ella lo corta y le dice:
--¿¿dónde está el baño? Me quiero cambiar...
él le señala la única puerta que hay.
--sí, que tonta... si es lo único que no veo.
Marc la ve irse y la mira contento. 
--no, no... controla tus instintos... aunque sea tu esposa no la puedes tratar como tal porque apenas la conoces y puedes estropear las cosas.
Marc se saca la ropa, se da cuenta que queda muy provocativo en esos estrechos calzoncillos que lleva y dice:
--mejor busco otra cosa no seda que vaya a pensar lo que no es...
Siempre duerme desnudo y no encuentra algo “decente” para dormir.
--al menos me cubro con una camisa para no mostrarme tan descarado...
Así lo ve Natalia que cuyo cuerpo solo cubre una camiseta. Él está medio desnudo y poniéndose una camisa. Se excita mucho por lo que ve. Muy tranquila y metiéndose en la cama dice ella:
--¿te vestís o te vas a dormir?
Marc se quita la camisa:
--no sí claro... es ahora de dormir...
Natalia parece tranquila aunque de reojo lo va mirando:
--la verdad es que mi maridito está como quiere... –piensa.
Marc se la queda mirando algo nervioso, tiene miedo de hacer algo que la moleste y estropee sus planes.
--tengo que ir con cuidado, si no puede tener el amor de una mujer al menos sí podré tener una familia y darle un hogar a un bebito que no tiene la culpa de nada –dice para sí.
--¿no te pensás meter en la cama? –pregunta ella.
--si claro.
Se mete con mucho cuidado de ni rozarla y se queda en un rincón de la cama. Ninguno de los dos puede dormir. Él se queda quieto en su rincón pero su esposa no se acostumbra a su nueva vida y da vuelta por la cama.
--¿no puedes dormir? –dice él abriendo la luz.
--no, deben ser los nervios.
--bueno pues si quieres hasta que nos venga sueño nos podemos ir conociendo... si hablamos un poco...
Ella se deja llevar por el deseo y el despecho y lo calla con un beso en los labios. Él la mira confundido. Iba a decir algo pero ella lo vuelve a besar y dice muy seductora:
--no hables...se me ocurre algo mejor.
Ella se pone encima de él mientras lo va besando.
--los dos necesitamos esto... no nos tenemos que frustrar... lo mejor es que disfrutemos lo más que podamos... –dice ella explorando el cuerpo del guapo hombre.
--Estás segura que quieres esto...?
--Soy tu esposa... y esta es nuestra noche de bodas –dice ella mientras se dispone a bajar el calzoncillo de él para descubrir su cuerpo.
Ya no hacen falta las palabras. Natalia desnuda a su guapo esposo y él a ella. La pasión les olvida su sufrimiento y gozan sus cuerpos con fuerzas. Él se retuerce de placer satisfecho y relajado. Ella, después de lo que mucho ha disfrutado, se muestra fría. Se da la vuelta. Él es muy cariñoso con ella.
--Podemos hablar?
--No, tengo sueño... ¡apaga la luz¡
--perdón si te ofendí en algo... yo creí que esto es lo que querías...
Muy seca ella dice:
--¡lo que quería ya lo hicimos y ahora a dormir¡
Ella apaga la luz y él vuelve a su lado de la cama. Lamenta haber dejado llevar. Se recrimina a sí mismo.
--puedes estar orgulloso de ti, te comportaste como una bestia que sólo se deja guiar por sus instintos... ¿qué pensará ella de ti? Yo quería que fuéramos al menos amigos pero ahora le debo haber causado muy mala impresión –dice para sí.
La pasión y la dulzura de su esposo han impactado a la mujer pero se culpa por haberse podido controlar.
--nunca había conocido a un hombre así pero le he dado la razón... Sabe que estoy embarazada de un hombre casado y sí además sabe que tengo un hijo de 17 años,... ¿cómo me va a respectar? Él me ha dado una oportunidad de sobresalir, va a ser el padre de mi hijo... pero sí me considera una cualquiera como debe pensar... que va a ser de mi?¡ --piensa.

Marc se despierta. Se asusta al no ver a su esposa a su lado. Por un momento teme que lo haya abandonado pero pronto se da cuenta que está en la cocina. Sonríe al ver que se comporta como toda una ama de casa. Se iba a levantar de la cama pero al acordarse de que está desnudo se cubre con una sábana y se acerca a Natalia. Muy cariñoso va a besar a su esposa mientras dice:
--que bien huele esto.
Natalia se le aparta para marcar la distancia.
--como no sé lo que te gusta te preparé lo que me pareció... Espero que esté bien... –dice ella llevándolo a la mesa.
--si, claro está bien... A mi me gustaría que hablásemos de lo de anoche y que acordásemos las bases de nuestro matrimonio.
Cada vez que el quiere hablar ella lo corta que si la leche se quema, que si las tostadas ya están listas, que si me pareció que llamaron. Así hasta que Marc se da por vencido.



Al rato Espartac los va a buscar y los lleva hasta la estación de autobuses. Natalia se despide de su cuñado y sube al autocar. Marc se queda hablando con su hermano.
--pasó algo...? tu esposa no se me de muy buen humor... Ya imagino que tu noche de bodas no fue de lo mejor, que no hiciste lo normal...
--Pues en realidad sí ... Nos acostamos juntos...
Los dos hermanos hablan confidencialmente.
--¿y entonces?¿qué pasó? ¿ella no quería?
--eso es lo raro... yo me quería controlar... fue ella la que dio el primer paso pero ahora no sé porque está así... –Marc.
--No intentes comprender a una mujer y menos cuando se ha casado con un desconocido.... yo creo que lo mejor es que no te encariñes mucho ni con ella ni con su hijo y a la que puedas pues le das una parte de las tierras y ella ya como española lo tendrá más fácil para hacer su vida... tampoco tienes que estar atado toda la vida a esa mujer...
Marc mira a su esposa con cierta pena a través de los cristales..
--No sé, no le quiero hacer daño... si estoy solo pues no sé... yo creo que los dos nos podemos ayudar sin problemas.
--bueno yo ya no sé que decirte... ya el mal está hecho... suerte y que todo te salga bien.
--al menos ahora no podrá huir de mi, nos queda un rato hasta llegar al pueblo y pienso aprovechar el camino para hablar con ella... No sé, no sé nada. No sé si tiene familia en Argentina, qué ha sido de su vida... ¿tú sabes algo de ella?
Los hermanos no pueden hablar mas ya que el chofer le dice a Marc que ya van salir. Los dos hermanos se abrazan y se besan. Nada más subir Marc el autocar se pone en marcha. El guapo hombre se queda ahí viendo como se aleja de su hermano de su tierra. A pesar de la tristeza está lleno de esperanza al pensar en su nueva vida en el pueblo.
--y ahora mi esposa y yo tenemos una conversación pendiente –susurra él.
Al llegar hasta los asientos se da cuenta que Natalia está dormido. Se queda sentado a su lado a esperar que se despierte. Pero Natalia en realidad no duerme, se hace la dormida para no tener que hablar con su marido ya que no sabría que decirle.
--ya cuando estemos en el pueblo pues espero que sea diferente... que habrá más gente y bueno no tendremos que estar todo el día juntos pero ahora no tengo nada que decirle... ahora prefiero no hablar con él –va pensando ella mientras él la mira frustrado.
Marc se queda pensando en lo que ha sido su vida en las últimas semanas: su felicidad con Pamela, su dolor al quedar plantado en el alta, su boda relámpago y su noche de boda. Mira a Natalia, mira el paisaje y va apareciendo y despareciendo y sonríe ilusionado:
--las cosas pasan por algo... tal vez todo no fue tan malo.
Natalia se hace la dormida hasta que ya llegan a su destino. Nada más saber que ya han llegado, Natalia abre los ojos. Marc la mira sorprendido.
--sí que te despertaste de repente... –dice él.
--si bueno... a ver que tal es este pueblo... espero que no sea tan pequeño como parece –dice ella a la vez que tiene prisa en bajar.
Marc va tras ella. Se abre la puerta, Natalia baja de prisa no muy contenta con lo que ve. Marc sonríe ilusionado.

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