Mientras Marc está tumbado en su cama recordando con
tristeza la discusión con su esposa y los mejores
momentos de pasión vividos con ella, Natalia agarra su
maleta.
--claro que me voy –dice pero algo la retiene y no le
deja que haga su maleta.
Natalia no entiende bien lo que la retiene en ese
pueblo. Dos hombres, dos formas de besar aparecen en
su mente: Marc y Conrad. Pero la rabia que siente
hacia su marido hace que tire más de un lado que de
otro.
--¡¡Se va a acordar de mi!! --dice furiosa.
Ana en su casa piensa en la escena que vio entre
Natalia y Conrad. No le cabe dudas que Natalia engaña
a su marido.
--¡maldita, maldita¡¿¿como puede engañar a un hombre
como ése? ¡debería besar el suelo por el que él pisa y
en cambio lo engaña¡¡¡pero se va a acordar... yo no le
voy a permitir que se ría de él, no se lo voy a
permitir¡¡
Ana se excita pensando en Marc y se ilusiona con la
idea de poder tener algo con el atractivo hombre
cuando éste descubra que su esposa lo está engañando
pero algo la retiene.
--¿y si no me cree?
Ana se asusta pensando en la forma en la que Marc la
rechazó. Tiene miedo que él se moleste con ella.
--¿y si cree que soy una chismosa y luego no quiere
nadie conmigo?
Eso le preocupa pero sonríe ya que se ha ocurrido
algo.
--los vio todo el pueblo... cualquiera le podría
mandar un anónimo...
Ana agarra una hoja de papel y empieza a escribir. Sus
ojos brillan segura que logrará romper ese matrimonio
y que Marc sea para ella.
Conrad, el atractivísimo hijo de Antonio, sale de la
ducha cubierto con una toalla. Se tumba en la cama
pensando en Natalia, en su cuerpo, en sus labios.
Sonríe con emoción.
--que voy a hacer contigo, Natalia. Si fueras una
mujer libre podría luchar por tu amor pero
¿embarazada?¡ puedo con un marido pero no con un hijo.
Conrad se pone los brazos bajo la cabeza. Está muy
confundido y no sabe qué hacer.
--¿que se hace cuando a uno le gusta una mujer con
marido y un hijo en camino? ¿cómo se la conquista?¿o
me tengo que tragar esto que siento?
Durante la cena Antonio nota a su hijo muy tenso.
--¿y se puede saber que es lo que te pasa? Llevas unos
días muy raro...
--lo que pasa es que estoy preocupado por ti.
--¡pues ya era hora que te acordaras de tu anciano
padre¡
--papá, ya sabes que yo siempre me preocupo de ti pero
estaba pensando en contratar a una persona que te
hiciera compañía y que se encargara de la limpieza de
la casa.
Muy brusco el anciano dice:
--¡ya tenemos una mujer para eso¡
Conrad se pone nervioso ya que le gustaría tener a
Natalia en su casa.
--sí pero solo viene dos horas al día... ésta estaría
todo el día...
--¡pues le pedimos a Encarna que haga más horas y ya
está... ¡¿porque tiene que venir una extraña?¡¡¡ya
sabes que no me gusta tener la casa llena de gente
molestando...¡¡
--Pero lo que pasa es que doña Encarna ya está vieja y
cansada... está es joven... te iría muy bien...
Viendo que no lo va a poder convencer, el anciano se
levanta de la mesa y gruñendo dice:
--¡haz lo que se te dé la gana... igual lo vas a
hacer¡
Conrad sonríe pensando en Natalia.
En casa de los Korf, Alexander después de acostar a la
pequeña se acerca a la habitación de la madre con algo
que le quema en las entrañas. Su charla con Marc le ha
animado a acercarse a ella. Entra sigilosamente, la
puerta está entre abierta. Ve como Olga está hablando
a una foto. Se da cuenta que es la foto del verdadero
esposo de la mujer. Eso lo llena de celos.
--lo ama a él, no lo ha podido olvidar... A pesar de
todo lo que he hecho por ella... no me ve como
hombre... Nunca me verá como hombre --piensa.
Se queda un rato a escuchar. Sin saber que no se está
respectando su intimidad, Olga le habla a su amado
Mikhail.
--mi amor, el gran amor de mi vida. Mi único amor, el
primero, el de siempre... Seré tuya hasta la muerte...
Olga abraza el retrato y solloza.
--sé que tú estás siempre cerca mío, tú pusiste en mi
camino a ese muchacho tan bueno que se ha portado como
un hermano...
Alexander llora por las palabras de su amada y sin
hacer ruido se encierra en su cuarto. Se mira al
espejo con rabia:
--tú no vales nada... ¡nada¡¡ nadie te quiere, nadie
te quiero por lo que eres... ¡¡un hermano... tú la
amas y sólo eres un hermano para ella... un hermano¡
El ruso cae al suelo llora amargamente.
Al día siguiente, Marc está desayunando solo. Natalia
sale del cuarto. Los dos se miran con intensidad pero
ninguno de los dos dice nada. Después de un rato en
silencio, es él quien lo rompe. Con ironía le dice:
--¿que no te has ido?
Molesto con su esposa, Marc quiere demostrar que no le
importa cuando en realidad está contento porque no se
ha ido. Con la misma indiferencia Natalia le dice:
--no creás que lo he hecho por vos. Es lo mejor para
mi y para mi hijo.
Natalia se prepara para desayunar. A Marc le duele que
ella no le haga caso pero no lo demuestra. Se levanta
y se va sin decir nada. Natalia tampoco le dice nada y
a él le duele. Por un momento, Natalia se siente
triste por haber sido ignorada por su marido pero el
recuerdo de Conrad hace que se olvide de todo. El
recuerdo de cuando lo vio en el lago y del beso que se
dieron la estremece. Se arregla bien y en seguida se
va hacia donde lo vio por primera vez. No está segura
de saber llegar pero está deseando encontrarse con el
guapo hombre.
Marc va hacia el campo y ve a Ana pero no tiene ganas
de hablar con ella así que prefiere dar una vuelta que
tener cerca a esa joven que le coquetea y le pone tan
nervioso. A Ana le duele el rechazo del hombre pero no
dice nada. Se queda callada muerta de la rabia.
--¡esto no se va a quedar así, ese bombón va a ser
para mi¡¡Sea como sea será mío¡¡ya no me conformo con
una sola vez¡¡Natalia no lo merece... no es digna de
él... se lo voy a quitar... me voy a quedar con su
marido porque yo sí que lo merezco.
Alexander se sorprende al ver a Marc cerca de sus
tierras.
--¿y eso amigo? Te has perdido?
--No, Mik... es que... bueno... en fin... No tiene
importancia...
--Si tienes algún problema, pues en lo que pueda yo te
ayudo... Me gustaría que fuéramos amigos.
--si, tienes razón... seguro que tú la conoces bien y
me puedes ayudar... No sé, saber cómo tratarla.
--¿has tenido problemas con alguien de aquí?
--es un tema delicado y no me gustaría que saliera de
nosotros dos... No quiero tener más problemas con
Natalia y además por ella...
--si claro... ¿cual es el problema?
--es que hay una chica... no sé como decirlo... me
siento algo acosado... Me coquetea sin importar que
sea casado.
--pues es raro... en este pueblo hay gente muy
decente... la mayoría de mujeres están casadas y no me
las imagino en estas...
--ayer casi me besó... No creo que yo esté
equivocado...
--¿y se puede saber quien es ella?
Marc mira a todos lados para asegurarse que nadie hay
cerca para no meter en líos a Ana.
--es la ayudante del alcalde... Ana.
Alexander se sorprende mucho.
Natalia ha logrado llegar hasta el lago y se
decepciona no ver a nadie. Camina por si el hombre
está por ahí. No se da cuenta que un sonriente Conrad
la está observando de lejos. Cuando la esposa de Marc
ya se da por vencida oye que una sensual voz le dice:
--me buscabas, preciosa?
LA voz de Conrad se clava en ella. Se estremece al
sentirlo cerca de ella. Se da la vuelta y se topa con
un hombre apuesto y muy seductor que cada vez le gusta
más.
Aun sorprendido por las palabras de su nuevo amigo,
Alexander le dice a Marc:
--alejate de ella.
--¿como?
--Ana no te conviene... te puede meter en líos... Ya
no que tengas algo con ella, que sería fatal para tu
matrimonio si alguien te descubre, es que si se sabe
que le gustas a ella... ya estarías en aprietos...
--pero si ella no es casada... y no he sabido que
tenga novio...
--pero si tiene amante... Ana es la amante del alcalde
del pueblo y nunca te perdonaría que tuvieras algo con
su chica...
A Marc se le desencaja el rostro, se pone nervioso.
--¡en menudo lío me he metido¡¿pero estás seguro?
--claro que sí, es la amante oficial de nuestro
alcalde... como siempre la esposa ha sido la única en
no enterarse.
Conrad mira muy seductor a Natalia y le dice:
--así que me querías ver...
Natalia se hace la disimulada.
--claro que no... estaba dando un paseo.
Conrad está contento y dice:
--eso no es cierto... estabas buscando a alguien...
Muy nerviosa Natalia dice:
--a mi marido.
--él no trabaja por aquí y no me creo que te hayas
vuelto a perder...
--¡pues así es¡
Natalia se iba a ir pero de repente se tira a brazos
de Conrad y lo besa. Los dos se dejan llevar y caen al
suelo acariciándose como bestias. Todo parece indicar
que pretenden hacer el amor.
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