Natalia está sorprendida por la efusividad de la que cree su amiga cuando ésta habla del supuesto abandono de Marc.
--¡¡¿te dejó verdad?¡¡¡¡Marc te dejó?¡
Sin entender sus razones, Natalia le dice:
--lo dices cómo si te alegrara...
Ana aún no quiere que la descubra así que trata de disimular su alegría.
--No, cómo crees...? Me duele mucho lo que te está pasando aunque si tu marido te dejó por algo será...
Natalia está demasiado confundida por sus sentimientos hacia los dos hombres como para darse cuenta de las feas intenciones de la ecuatoriana. No quiere pensar en eso.
--bueno, para... para.... No, mi marido no me dejó...
A Ana se le desencaja el rostro.
--¿¿cómo no puede ser?¡
--¿y ahora esa cara? Voy a pensar que de veras lo que quieres es que mi marido me deje –pregunta aturdida.
Ana se derrumba en el sofá tratando de controlar su rabia.
--lo que pasa es que me diiste que se había ido...
--claro... se fue a trabajar...
--¿¿tan temprano?¡... Hay problemas entre vosotros? –esperanzada.
--bueno ya sabes cómo son los hombres... la gente es muy mala y bueno alguien le ha metido ideas raras en la cabeza, pero no pasa nada...
--entonces no te va a dejar?
--No claro que no...
Tratando de controlar su despecho, Ana dice:
--no sabes cómo me alegro... estando tu embarazada... sería terrible si te dejara...
Natalia no deja de mirarla extrañada pero no desconfía de ella.
--bueno, dejemos de hablar de Marc que es un tema que me aburre... –Natalia.
Ana la mira pensativa:
--maldita zorra –dice para sí—Marc es un hombre demasiado bueno y claro no la podía dejar con un hijo pero yo no te lo voy a permitir... si es necesario le diré a todos la perra que eres para que Marc humillado te tenga que dejar...
Natalia la mira sonriendo:
--¿me estás escuchando?
--¿¿cómo? –pregunta Ana que está absorta.
--estás muy rara... yo creo que lo que te hace falta es un hombre... No me puedo creer que no tengas un novio o un amante... no te gusta nadie?
Ana la mira con tensión tratando de ocultar sus verdaderos sentimientos.
Marc desayuno en un bar. Alexander llega en ese momento. Lo saludan como Misha. Se sienta al lado de Marc.
--¿Misha?¿te dicen Misha? –Marc.
--mis amigos sí...
--¿cómo el osito?
Alexander le sonríe:
--sí la mascota de los Juegos Olímpicos del Moscú... pero ¿lo recuerdas? Yo tendría unos meses y tú supongo que muy mayor no eras ... Lo recuerdo porque me lo han contado... no porque lo haya sabido...
--si bueno... a mi hermano que es mayor le gustaba mucho... por eso lo conozco...
--¿tienes un hermano mayor?
--yo siempre quise tener un hermano... ¿y como es? ¿estáis unidos?
--si mucho.
--lo hechas de menos...?
--claro que sí, nunca nos habíamos separados pero él tiene su vida... Sale en la tele...
--¿ah sí? ¿dónde?
--en la televisión Catalana... es el chico del transito... Se encarga de informar como está de coches la carretera...
--¡qué interesante¡¡Si algún día tengo que salir del pueblo yo sé donde preguntar... Y tú si lo ves en la tele no lo echarás tanto de menos...
--si bueno, aunque tampoco he tenido tiempo... el trabajo es duro...
--y también si quieres me puedes buscar a mi... yo no tengo amigos...
--pues ahora ya tienes uno, Misha. ¿te puedo llamar así?
--si claro.
Los dos brindan con sus tazas de café y sonríen.
Para no contestar, Ana se levanta y con una tonta excusa y se va casi sin despedirse. Natalia se queda muy sorprendida.
--¡qué mujer más rara¡¡
Al encontrarse nuevamente sola, Natalia vuelve a pensar en su marido con rencor.
--¡si ese cree que a mi me afecta sus desplantes pues se equivoca... yo no lo necesito para nada¡
bastante molesta, Natalia se va de la casa.
Marc y Alexander salen del bar van hablando como amigos aunque ninguno de los dos le cuenta al otro su gran secreto. Además se da cuenta que el otro oculta una gran pena.
--¿te ocurre algo? Hoy te veo más triste que de costumbre...
--tú tampoco es que te veas muy alegre –Alexander.
Los dos se sonríen con cierta tristeza.
--yo pregunte primero –Marc.
Con amargura, Alexander le dice:
--sabes lo que es amar a una mujer que no te hará caso nunca...?
--Tengo una ligera idea –pregunta sorprendido—pero ¿tienes algún problema con tu esposa? Tú debes estar feliz, tienes una familia hermosa...
--y tu estás casi de luna de miel...
Los dos se dan cuenta que tienen mucho que contar pero no se dicen nada. Van hablando de todo y de nada mientras de dirige a su respectivos campos.
Mientras en la casa de los Fuste, Conrad se está vistiendo. Alguien entra en su habitación precipitadamente. Conrad se sorprende al ver que es Natalia.
--¿qué haces tan temprano aquí?
-Tenia ganas de verte.
Natalia lo abraza para seducirle pero él la rechaza.
--¡no me gusta que juegues conmigo¡ --Conrad.
Natalia parece que no le hace caso.
--no te gusta pero te divierte... –coqueta.
Las caricias de Natalia enloquecen al hijo de Antonio pero no le gusta sentirse utilizado por ella.
--tu marido no te cumple y por eso me buscas a mi... –le dice para molestarla.
Natalia le dice provocativa:
--pues sí y no te hagas el estrecho que yo sé que estás loco por mi..
--¡no, te equivocas... quiero que te vayas¡
Natalia se molesta, lo insulta y se dirige hacia la puerta mientras le dice:
--¡tú te lo pierdes¡
Conrad enloquece de deseo al ver como la mujer se va y corre a abrazarla.
--¡¡dejame, ahora soy yo la que no quiere...¡¡ --dice ella falsamente ofendida.
--¡¡me vuelves loco, me vuelves loco...¡¡ --dice él desesperado.
Natalia sonrie, se gira lo besa. Él la toma entre sus brazos y van a la cama.
A la hora de la comida, Marc sigue trabajando. No tiene ninguna ganas de regresar a casa y darse cuenta que su esposa no está. Prefiere trabajar duro para olvidar lo que está sientiendo por ella y la manera en la que está le demuestra que lo desprecia. Al rato llega Ana con una cesta. Él la recibe a la defensiva.
--¿que es lo que quieres? Por favor... no me metas en un lío... tú tienes un hombre... no deberías estar aquí...
--parece que no tienes previsto ir a comer... seguro que es por tu esposa... yo la sacaría de tu casa...
Marc no la deja continuar:
--¡no te metas en mi vida¡
Ana no quiere ser pesada, se le quiere meter al hombre por los ojos poco a poco. Se hace la complaciente.
--yo sólo quiero ser tu amiga... pasaba por aquí por casualidad y pensé que tendrías hambre... te traje comida pero no te pido nada a cambio... me voy ya...
Ana se va sin darle tiempo a reaccionar al hombre. Marc se ha quedado conmovido por el acto supuestamente desinteresado de Ana. La joven lo observa comer de lejos. Sonríe segura que conseguirá atrapar al cotizado hombre.
Natalia llega a su casa a media tarde y se sorprende ver que no está su marido. Se enfada pero no lo quiere reconocer.
--que haga lo que quiera... el muy imbécil...
Aprovecha la ausencia del hombre para llamar a su familia. Hace días que no hablaba con su hijo en Argentina. Le habla con mucho cariño. Marc llega de repente. Natalia se pone nerviosa ya que no quiere tener que dar explicaciones a su marido y se despide apresurada. Marc se sorprende por eso.
--Con quien hablabas? –le pregunta.
Natalia lo mira con cara de estar ocultando algo.
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