viernes, 16 de octubre de 2020

Capítulo 20


 Marc va a casa de don Antonio para llevarse a su esposa quiera o no y se entera que hace semanas que no trabaja.
--pero si mi esposa sale cada día y pasa el día fuera y dice que viene aquí¡¡ --Marc.
--¡ese no es mi problema..¡¡ --Antonio.
--¡usted me está mintiendo... mi esposa tiene que estar aquí, ustedes la están explotando¡
--¡a mi no viene uno que no es del pueblo a gritarme, si no puedes controlar a tu esposa no me eches a mi la culpa¡
Marc se lleva las manos a la cabeza desesperado.
--¡mi esposa está a punto de dar a luz, ella me dice que esta trabajando¡
--¡usted sí que tiene pantalones –dice con desprecio—Yo nunca hubiera dejado a mi esposa que trabajara y menos embarazada¡¡yo le puedo asegurar que hace mucho que su esposa tomó la baja por maternidad. No me pregunte cuanto porque no controlo bien el tiempo pero que ya no está aquí, no lo está¡
--¡por favor... ayúdame... ¿dónde puede estar? ¡mi esposa sale cada mañana y me dice que viene aquí¡
-- ya sabe como son estas extranjeras... se casan para tener los papeles y te la pegan con otro...
Marc se vuelve loco de los celos.
--¡no, no puede ser... no puede estar con otro¡ --dice.
--a mi no me vengas con tus dramas, si su esposa se acuesta con otro pues ya sabrá usted lo que tiene que hacer pero a mi no me meta en sus cosas¡
Marc se ha quedado como en shock. Piensa en el rechazo de su esposa pero aún así no quiere aceptar que le sea infiel. Marc está atormentado por los celos. Sufre recordando el anónimo que recibiera meses antes...
--Yo preferí pensar que todo había sido una broma... ¿cuánto tiempo lleva engañándome cuanto?
Marc deambula por las calles desesperado. No sé da cuenta que casi se choca con la esposa del alcalde. Paquita al verlo tan mal no quiere desaprovechar la ocasión para enterarse de un buen chisme.
--¡ay chico, que prisa¡¡parece que se te lleva el diablo¡
--¡ahora no¡
--¡no seas grosero... si no hubiera visto a tu esposa irse al lado como cada día, que por cierto –dice con picardía—no sé que hará allí, pues lo que digo... si no la hubiera visto diría que iba a dar a luz...
Marc no la ha acabado de escuchar ya que se ha ido hacía allí.
--¡que grosero¡ --dice con cierta ironía.
La mujer sonríe.
--¡esta gente no me cae bien... seguro que vamos a tener algún problema con ellos¡

Desesperado, Marc va hacia donde le han dicho que se puede encontrar su esposa. No sabe bien lo que se va a encontrar. Trata de calmarse.
--¡está embarazada, seguro que va a pasear¡
Aunque no lo quiere reconocer, el guapo hombre está seguro que lo que va a ver no le va a gustar y trata de infundirse ánimo para no cometer una locura. Marc se horroriza, se le hiela la sangre al ver a su embarazadísima esposa y a Conrad revolcándose sobre la hierba como bestias salvajes. La pareja de amantes retoza de placer sin darse cuenta que están siendo observados. Marc llora de rabia y dolor. La mataría y prefiere huir estando más muerto que vivo. Ama a Natalia como nunca pensó que amaría a alguien y la imagen de su amada esposa acostándose con otro hombre se le clava en el alma como un puntiagudo puñal una y otra vez.





Ana está en su casa haciendo sus quehacer sin poder dejar de pensar de Marc.
--¡ya estoy harta de que me ignore... tengo que hacer algo para separar a esos dos¡
Alguien golpea la puerta de una manera que parece que la vaya a tirar. 
--¡debe ser el viejo ese que perdió las llaves otra vez... me va a oír¡¡voy a acabar con esto, no le voy a dejar que se vuelva a reír de mi¡
Ana abre la puerta decidida a decir a Francisco lo que hace mucho que desea decirle y se queda helada al ver a un desesperado Marc. El guapo hombre entra en la casa como un loco y hace el amor con la joven que lo recibe feliz y sin preguntar...
--lo sabía, sabía que tarde o temprano serías para mi... –jadea ella mientras él se clava en ella.
Después del placer, llegan los remordimientos:
--¿qué he hecho?¿qué he hecho? –dice él llevándose la mano a la cabeza con desesperación.
Ana está feliz:
--hoy ha sido el primer día del resto de mi vida.
Marc se viste a toda prisa mientras dice:
--Perdona... olvida esto... no volverá a pasar...
Ver que el hombre no tiene ningún interés en que la cosa entre ellos siga, Ana se vuelve loca y dice:
--¡pero que te has creído que soy yo ... ¡¡no, tu no me tomas y me dejas¡¡¡
Mientras se abrocha los pantalones, Marc trata de sacarse de encima a Ana diciendo:
--¡¡a ninguno de los dos nos conviene que se sepa... a ti te mantiene el alcalde¡
--¡quiero que seas mi amante sino no me va a importar nada y le voy a decir a todos que me sedujiste,... le diré a Francisco que me violaste para que te eche del pueblo¡
Marc la mira sofocado:
--¡haz lo que quieras... yo voy a aceptar mi responsabilidad...¡
Marc se va dando un portazo. Ana se queda en la cama acariciando las sábanas impregnados con el aroma del apuesto hombre.
--¡mío, es mío... es mío para siempre... después de probarlo no voy a dejar que se me escape... ahora está confundido pero volverá a mi... Natalia no se va a quedar con mi hombre aunque haya querido atraparlo con un hijo¡¡ Marc se va a quedar a mi lado, quiera él o no.

Marc llega a su casa lleno de rabia por lo que ha visto y por haberse dejado llevar. Se tumba en su cama y llora y aúlla destrozado. Natalia llega a la hora de cenar. Se sorprende al ver que su esposa no dé señales, que no le reclame por haber tardado como siempre. Se acerca sigilosamente a su cuarto.
--¿será que no está?
Pega la oreja a la puerta y lo oye respirar. Se preocupa.
--¿será que enfermó?
Llama pero el hombre no le contesta, está consumido de la rabia. No contesta, sólo llora. Natalia abre la puerta.
--¿te sientes mal?
Natalia le habla con dulzura como si estuviera preocupada y eso lastima al hombre que tiene el corazón roto. Desea matarla pero a la vez su dulzura le conmueve y desea besarla. Se hace el dormido y Natalia se acaba por ir y aunque él no se da cuenta ella lo mira con una dulzura que ni ella misma entiende. Cuando ella ya se ha ido el hombre rompe a llorar amargamente pero en silencio.
--¡es una falsa, es una falsa¡ --dice para sí lleno de dolor.


Natalia se queda preocupada por su marido y como no lo oye le deja cena preparada. Se acerca de nuevo a su cuarto. Le da la impresión que duerme tranquilamente y se va a dormir. Marc tiene los ojos cerrados, llora sangre. Pasado el rato, Marc se levanta se acerca al cuarto de su esposa. Apoya su cabeza a la puerta. Solloza sin poder olvidar su infidelidad.
--¿por qué me hiciste esto?¿porqué?¿por qué no me amas?
El guapo hombre llora en silencio.
--¡¡Podría olvidar que estuviste con otro porque yo te he engañado con Ana, he sido un miserable... pero no me amas... no me amas... estás a mi lado, sólo por interés¡
Odio y amor luchan dentro de él. Está tentado a entrar en la habitación de su esposa pero como no sabe bien como reaccionar opta por dejar la casa.
--¡hoy no, hoy no puedo verla... hoy no sé de qué sería capaz... Mañana, mañana lo veré todo con más calma¡
Como necesita desahogarse se va al bar de costumbre y se encuentra con Alexander que lleva bastante rato y está ebrio.
--¿tú aquí, Misha?¿qué pasó?
Alexander le invita a una copa. Los dos se miran amargados y beben.
--pues a ti no te va mejor... Amigo Marc.
Beben por un largo rato, Marc aguanta mejor pero el ruso casi no se aguanta en pie. Alexander quiere beber más pero Marc lo acaba sacando de allí. Se lo lleva casi arrastras. A pesar de todo el dolor que lleva dentro, Marc no se deja vencer y como él sí está en pie lleva a su amigo a su casa.
--¡quiero beber mas, no quiero volver a casa¡ --Alexander.
---tú tienes una esposa, una familia... Si ahora pasas un mal momento en tu matrimonio pues son cosas normales pero no es motivo para beber, seguro que es un malentendido que pronto se solucionará.
Alexander llora con melancolía. La borrachera lo hace hablar más de la cuenta. Habla a gritos aunque no hay nadie en las calles que lo pueda escuchar.
--¡cual esposa, cual hija... Yo no tengo esposa, yo no tengo nada¡
--estás borracho, no sabes lo que dices...
--es que ni si quiera tengo nombre... Alexander... Alexander es mi verdadero nombre, ocupo un lugar que no me toca para poder obtener unas tierras en base a una mentira...
Marc se da cuenta de lo mucho que los dos tienen en común y no quiere que su amigo se comprometa.
--por favor, calla. Te vas a meter en un lío –dice Marc tratando de taparle la boca.
--pero es que yo la amo, yo me creí la mentira y amo a Olga pero ella me ignora, me trata como a un hermano y ¡yo lo amo¡
Marc sufre por el dolor de su amigo y por el suyo propio. No desea que le cuente su historia porque no se siente con moral y por teme que alguien los pueda oír y no quiere que Alexander ponga en peligro su estabilidad en el pueblo por una simple borrachera.

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